Bondage es la practica sexual de amarrar, atar o restringir a alguien con el fin de alcanzar placer físico y psicológico. Yo realmente la disfruto y les aconsejo probarla aunque sea una vez.

Para quien está amarrado se trata de dejar ir el control, de entregarse, de estar sumiso e indefenso ante el deseo del otro. Muchos le dan libertad a su morbo estando atados. Para el otro, se trata de asumir el dominio, de excitarse a través del poder que tiene sobre su pareja.

No necesitas ningún tipo de aparataje especial, claro está que si quieres acercarte al sex shop y comprar cuerdas especiales para la ocasión, pues, ¡adelante! Si no, usa tu imaginación, una bufanda, correa, corbata e, incluso, tus medias panty pueden funcionar.

En el bondage la clave es la confianza. Debe haber total compenetración entre los involucrados y, aunque suene cliché, la comunicación es esencial: qué te gusta, cómo te gusta, qué tan duro te gusta y cómo te gusta que te lo diga. Aquí te cuento mis recomendaciones:

-Safeword. Puede que la persona que está en el rol sumiso responda con negativas, “no” o “para”, pero eso no significa que realmente desee eso, simplemente es parte del juego. Para evitar confusión, muchas parejas escogen una palabra random y fuera del contexto sexual, es un código que anuncia cuándo se desea en verdad que pare o, en otros casos, se utiliza para expresarle al otro que debe bajar la intensidad.

Yo no uso palabra de seguridad, simplemente digo “más suave” o “despacio”, por dar un par de ejemplos; pero independientemente de si quieren o no usar una palabra de seguridad, es indispensable conversar.

-Haz la tarea e investiga: ¡ve porno! Así podrás tener una referencia más amplia de lo que quisieras intentar y de lo que no te gustaría probar. Si lo ves con tu pareja es aún mejor.

-Sé creativa y planea con antelación. Busca utilería necesaria: brochas, vibradores u otros juguetes sexuales, vendas para los ojos, juega con texturas y el cambio frío/calor.

-Amarra y provoca. Para los amantes del preludio o foreplay, como yo, el bondage viene de maravilla, porque cuando nuestros sentidos están restringidos, la estimulación sensorial crece.

-El “orgasmo controlado”, es una técnica común, y aunque no es exclusiva del bondage, la situación se presta para ello. La persona al mando provoca al otro, lo lleva a niveles altos de excitación, pero no le deja alcanzar el orgasmo, este se alcanza cuando la persona al mando desee.

-Dolor y placer. La combinación equilibrada entre sensaciones placenteras y momentos de dolor son el secreto, porque el cuerpo reacciona ante el dolor liberando adrenalina al torrente sanguíneo y nuestras terminaciones nerviosas se ponen alertas, es decir, más receptivas, lo que deviene en un estado alto de excitación y placer.