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¿Alguna vez has probado a atar a tu pareja (o viceversa) mientras hacen el amor? Es una experiencia que hay que vivir alguna vez, aunque conviene que tengas en cuenta unos cuantos consejos para que todo salga bien.

Taparse los ojos, disfrazarse o atarse durante las relaciones sexuales son juegos eróticos que contribuyen a estimular nuestra imaginación y a aumentar la excitación.

Atar a la pareja (o que te aten) es uno de los juegos más asequibles y que mejor contribuyen al erotismo en la relación.

Cuando llevamos a cabo una relación sexual en la que uno de los miembros de la pareja está atado entran en juego roles como el de la dominación y la sumisión y dependiendo de la persona puede gustarle interpretar uno u otro.

Ten en cuenta que si nunca lo has probado, puede resultarte un poco raro al principio. Márcate tus propios límites y cuando te sientas incómoda, díselo a tu pareja.

Tu sensación de placer con el sexo oral puede aumentar si estás atada de manos, con lo que él podrá hacerte lo que quiera y tú podrás abandonarte al placer unido al morbo de la inmovilidad.

Él está sentado y ella se sienta de espaldas a él con las manos atadas mientras la penetra. Roles de dominación y sumisión que pueden intercambiarse junto con la atadura.

Antes de empezar, acuerden una palabra clave para parar. En cuanto uno de los dos la pronuncie, el juego terminará y se romperán las ataduras.

Asimismo, cuando terminen no se queden dormidos con las esposas o las vendas puestas, ya que pueden sufrir contracturas o lesiones musculares.