Las bolas de metal, tienen como principal cualidad su peso, cada una de las bolas de acero macizotiene un peso aproximado de 125 gr. Su textura lisa y compacta facilita muchísimo la introducción de las mismas. Basta contar con algo de lubricación natural propia en ese momento o untar un poco de lubricante apto para este uso, para que las esferas se introduzcan en la vagina con suma sencillez. El juego consiste en que la vagina soporte su peso el mayor tiempo posible haciendo una vida normal mientras se lleven puestas. Para ello lo fundamental es introducirlas lo suficiente para que estas no descansen en el mismo orificio de la vagina, pues siendo así, estás tienden a salir al más mínimo descuido . La cuestión es que trabajen en primer lugar las paredes de la vagina y el músculo del orificio en última instancia cuando las paredes ya no soportan su peso. No conseguiremos el efecto que se busca si se permanece sentada o tumbada durante todo el tiempo. La idea es que la gravedad haga lo propio mientras andamos o estamos de pie.

Aunque el choque de ambas bolas metálicas originan vibraciones que dan lugar a estímulos en la vagina, el muy agradecido efecto estimulación de este “juguete” se produce realmente al extraerlo y sobretodo vendrá de la mano  del efecto relajación de la musculatura vaginal.

Las bolas de silicona por su parte, se deslizan fácilmente también al tratarse de una silicona de alta calidad y acabado muy fino. Son huecas por lo que supone una mayor comodidad a la hora de llevarlas puestas ya que la musculatura vaginal apenas le supone soportar peso. Compuesta por dos esferas igualmente, estas llevan a su vez en su hueco interior unas pequeñas bolitas que fácilmente producen vibraciones al menor movimiento. El efecto estimulación desde el interior está mucho más presente con este tipo de bolas. Por contra el fortalecimiento del suelo pélvico que se consigue con el uso de las bolas de metal no se produce tanto con este último.