¿Cómo funciona la copa menstrual?
Se trata de un recipiente de látex o silicona con forma de copa que se introduce en la vagina con el objetivo de recoger y contener el flujo menstrual en su interior. Cada cierto tiempo se saca la copa, se vacía, se limpia con agua y se vuelve a introducir. Cuando acaba el ciclo menstrual, se esteriliza y se guarda para el mes siguente. Hay varias tallas en función de si la mujer ha tenido partos vaginales previos o no y también en función del flujo. Está todo pensado.
Ventajas:
– Evita el Síndrome del Shock Tóxico ya que la silicona no absorbe los fluidos.
– Es barato, el precio de la copa menstrual len torno a 25-30€ se amortiza en pocos meses, al dejar de comprar compresas y tampones.
– Es respetuoso con el medio ambiente al evitar los desechos.
– Puedes llevarla puesta hasta 12 horas. Esto no significa que sea lo óptimo, sino más bien puntual. Lo aconsejable es cambiarla cada 6-8 horas aunque depende lógicamente del flujo y del momento del periodo.

Inconvenientes:

– Manipulación compleja. Introducir una copa y colocarla de forma correcta resulta complejo para algunas mujeres (especialmente aquellas con reparos sobre la “palpación” y conocimiento de su anatomía, que aunque suene duro, en 2014 aún las hay). Este inconveniente se soluciona con la práctica pero para algunas, igual que la colocación de los tampones, resulta un escollo insalvable.
– Higiene personal. Los támpax pueden ponerse con aplicador y retirarse tirando de la cuerdecita sin necesidad de que nuestros dedos, nuestras uñas, y todo el microcosmos que albergan, entren en contacto con la vagina. ¿Hay jabón para lavarnos las manos siempre en los baños que frecuentamos fuera de casa? ¿Llevamos jabón o solución hidroalcohólica en el bolso? Son preguntas que lanzo y cuya respuesta, en muchos casos lamentablemente es no.
– Limpieza de la copa durante el ciclo. Un tampón y una compresa se tiran tras su uso y a continuación se abre uno nuevo con garantía sobre su limpieza. En cambio, la copa menstrual hay que limpiarla y eso corre por cuenta del usuario. Puede enjuagarse con agua, pero ¿qué ocurre si nos encontramos en un baño público o comunitario como en el trabajo? Se sugiere llevar una botella de agua en el bolso y aclararla sobre la marcha. Bien, es una opción, pero requiere una logística incómoda en determinados cubículos infecto-contagiosos. Por otro lado, advertir de que no es conveniente limpiar la copa con papel higiénico como he leído en bastantes lugares. Junto con la botellita, de rigor es llevar al menos nuestros propios clínex. Primero porque el papel higiénico no arrastra todo lo que hay que arrastrar. ¿Limpiamos los platos con papel higiénico antes de volver a comer encima de ellos? Y segundo porque el papel higiénico lo han tocado previamente otras personas en circunstancias poco favorables y lo estamos usando para limpiar algo que después va a pasar horas dentro de nuestra vagina. Al calorcito.
En mi opinión, la única forma realmente buena de superar este inconveniente, que la hay, es teniendo dos copas menstruales para hacer un quita y pon con garantías en el momento. La sucia se mete en una bolsita de plástico con zip, y para casa.
– Limpieza de la copa tras el ciclo. Hay que esterilizar la copa menstrual después de cada ciclo. No es ningún gran drama, pero es un esfuerzo extra que mucha gente puede dejar de hacer por comodidad, pereza, y en consabido total, si nunca pasa nada. Claro que no pasa nada. Y, como hablaba ayer con Susi, por ponerle el chupete al bebé del suelo tampoco pasa nada. Hasta que pasa. Las mujeres con infecciones recurrentes de cándida saben bien lo que sí pasa.